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domingo, 6 de abril de 2014

Somos todas Adelir: por un mundo sin violencia obstétrica

Hay cosas que pasan en el día del parto que te marcan, creo que por toda la vida. No sé, hace sólo tres años del mío. Pero sin duda es el día más feliz de nuestras vidas. O el más traumático. Cuanto más leo relatos y experiencias de parto más segura estoy que tener un parto feliz es algo por el cual se pelea, no es algo que pasa naturalmente. Pero acá en Paraguay muy poco se habla de violencia obstétrica, la verdad es que ni sé si ese término está del todo correcto en castellano porque acá nunca lo escuché.

Gritos, chantajes emocionales poniendo en duda la salud del bebé y de la madre, negación de información sobre los procedimientos y sobre los medicamentos utilizados, negación del derecho de tener alguien que acompañe a la madre en el momento del parto, práctica de procedimientos innecesarios sin el permiso de la madre/paciente, desrespeto a la decisión de la madre sobre el parto en el último momento bajo algún argumento infundado que la madre no está en condición de considerar objetivamente, biberones dados sin permiso, bebés que son llevados sin que la madre los toque o los vea y que sólo regresan dos horas después, ya satisfechos con mamaderas. Cicatrices, bebés asustados, mamás mutiladas, traumatizadas: PARTOS ROBADOS.

Recientemente a través del blog Cientista que virou mãe vi un ensayo fotográfico que trae como tema la violencia obstétrica y pone en foco las cicatrices que deja en sus víctimas y frases con cosas horribles que escucharon o que les pasó durante el parto. Sí, mujeres que debían protagonizar el día más feliz de sus vidas y terminan sufriendo torturas físicas y psicológicas. Yo lo sé, yo lo viví. Tuve que escuchar en el día en que se me rompió la bolsa que mi médica no es de esperar el parto normal, después de 38 semanas diciéndole que lo prefería. Y el argumento que usó para hacerlo, después, a través de lecturas provenientes de profesionales comprometidos con la salud y los derechos de las madres y mujeres en general, descubrí que era falso. Luego después del parto sufrí la presión de escuchar a cada rato "si no aprende a chupar le voy a dar el biberón" sin tener ningún profesional que me apoye y me explique cómo amamantar. Y vi a mi bebé después que su hermana, su sobrina, su padre, todo el sanatorio ya lo había visto a través de un vidrio a pesar de ser un bebé perfectamente sano.

foto de Carla Rairter, parte del proyecto 1:4 retratos da violência obstétrica

tatuaje cita algo que dijo el obstetra y que se resume como "recomiendo una cesárea, tu bebito no quiere morir". Es decir, hay un apelo emocional y no un argumento objetivo para la afirmación de que hay que hacer una cirugía

Mucho podía contarles sobre qué se siente en tener frustradas las expectativas en relación al parto, pero no es sobre mi parto que les vengo a hablar hoy. Lo que me pasó acá en Asunción hace tres años no es nada comparado al caso de Adelir Carmem Lemos de Góes en Brasil la semana pasada. El 1 de abril Adelir empezó a tener los primeros dolores de parto y acudió al hospital. La médica le dio como única opción hacer una cesárea. Adelir no quiso hacerlo, el bebé estaba bien, los latidos cardíacos normales, presión normal, decidió ir a su casa a esperar el momento más oportuno para volver al hospital y tener un parto natural. Adelir sabía que el trabajo de parto podía durar todavía unas cuantas horas y estaba asistida por una doila. No tenía intención de hacer un parto en su casa, sólo iba a esperar la hora correcta de volver al hospital. Esa hora no llegó. En la madrugada policías armados invadieron la casa de Adelir amenazándola a ella y al marido delante de sus dos hijos mayores y obligándoles a subirse en una ambulancia. Adelir fue arrestada, secuestrada, obligada a hacer una cesárea sin su consentimiento. Además de obligarla a la cirugía le negaron el derecho a tener su marido acompañándola durante el procedimiento, lo que en Brasil es garantizado por la ley federal 11.108/2005.

foto de Adelir en la noticia sobre su parto forzado 

La ley no fue respetada, la decisión de una madre no fue respetada, el derecho de una mujer sobre su propio cuerpo fue violado en favor de la supuesta garantización de la vida de un bebé, garantización esa que fue basada en la opinión de una única médica y nada ni nadie más.

El caso de Adelir es el caso más extremado que ya vi de violencia obstétrica. Representa una gran angustia y un gran dolor para mí y muchas madres que decidieron informarse y militar por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, nuestro partos, para que nadie nos vuelva a engañar y someternos a cirugías que no queremos. Representa, como afirman en la convocatoria brasileña para un acto de apoyo, la violación de los Derechos Humanos, de los Derechos de las mujeres, de los Derechos sexuales y reproductivos, de los Derechos de las minorías (Adelir y su familia son gitanos). Representa la militarización de la policía y la debilidad y falsedad de nuestra democracia que viola su propia constitución arbitrariamente.

A Adelir no le van a devolver su parto robado por el antojo de una médica y el Estado brasileño. Pero el Brasil y el mundo se movilizan en apoyo a Adelir y en defenza de los derechos humanos. El 11 se hará un acto con la consigna “Somos Todxs Adelir – Acto en Contra a la Violencia Obstétrica” y yo a través de ese espacio me sumo a esa movida porque Adelir soy yo, somos todas las mujeres que peleamos por nuestros derechos.

arte de Ana Muriel 

ilustración de la convocatoria para el acto nacional
#somostodxsAdelir


#SomostodasAdelir #meucorpominhasregras

Convocatoria para la movilización nacional:

https://www.facebook.com/events/304993139652198/

Más informacioes sobre el hecho (compilado del sitio arriba mencionado):
http://www.bbc.co.uk/portuguese/noticias/2014/04/140404_cesarea_debate_pai_rb.shtml
  



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